Por si no os habéis dado cuenta ya, soy bastante
famoso. Tengo muchísimos seguidores, mi
blog es una referencia en lo referido a calidad literaria y metafísica, y estoy
en proceso de apadrinamiento de un negrito.
Este último punto es algo que me
preocupa un poco, ya que el tío de la ONG con el que hablé por teléfono me dijo
que sería un negrito del África central, o por ahí. Pero la cuestión es que no
especificó si sería un niño pequeño de estos tan simpatiquísimos que salen por
el telenoticias, y mi temor es que, al no especificarlo, realmente haya
apadrinado a un negro de veinte tantos de esos que van a toda hostia en Jeeps
con AK-47 disparando al aire. Pero no sé si esto es posible, hace tiempo que no
leo, ahora solo me ocupo de ser famoso.
Pero joder, de ser este el caso
me sentiría fatal, porque una cosa es ser famoso, y otra no tener escrúpulos, y
yo eso si que no. Pero es curioso como
en los juegos estos bélicos que sacan para las doscientas consolas que hay
actualmente, siempre meten a estos negros por algún sitio, y, obviamente,
siempre son los malos. Pero es que son malos y se ve que a la hora de diseñar
el juego solo diseñan dos tipos diferentes de africano negro loco con ak-47, y
lo repiten mil veces más. A bueno, menos el jefe maestro loquísimo, a este le
ponen una boina revolucionaria roja y ya vamos…malísimo.
Lo mejor es cuando, a estos
mismos negros, los meten en alguna película bélica que, básicamente, tienen
las mismas características que los de los juegos de antes, solo que aquí se
recrean más. Estos, a última hora, durante la persecución del bueno (del prota
de la peli) el negro que va en la parte trasera del Jeep saca un pedazo de
bazooka , con el cual dispara a nuestro carismático y fornido protagonista. Este,
en un alarde de habilidad, hace una mega maniobra de evasión con su estereotípica
moto de trial, y esquiva el pepinazo. Seguidamente, el Jeep conducido por
nuestros amigos de color acaba estampándose con algún obstáculo situado detrás del
fuego desprendido por la explosión del misil que ellos mismo acaban de disparar y que, por mala suerte, no pueden detectar a tiempo.
Pobrecitos.
No sé como cojo*** he acabado hablando de eso, pero la cuestión es
que vivo en y de la fama. Y bueno, ahora que ya he apadrinado y tal y he
sembrado las bases firmes de mi fomosidad (ya me puedo hasta inventar palabras…¡Grapadoroso!
¡chaflanístico! Jejejeje soy la risa) ahora toca buscar un buen balcón de hotel
para salir en pelotas y me hagan fotos los paprasaxis esos. Os quiero. Littledoor
<3
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