Hoy
quería hablar sobre las magníficas propiedades de la Pizza. De cómo este maravilloso alimento puede llegar a cambiarnos
la vida para siempre. De cómo una masa plana y circular que hace de base a una
capa de queso mozzarella y salami (por ejemplo) puede llegar a arrancarme, de
lo más profundo de mi garganta, un intenso orgasmo.
Creo
que queda patente que es mi comida preferida ¿no? Y sé que suena típico y
tópico afirmar que la Pizza es la
comida preferida de alguien ¿a quién no le gusta? Pero estoy convencido, yo lo sé,
que en mi caso es diferente: yo siento una gran pasión por ella, como un fuego interno
y abrazador.
Si estoy triste me anima; si estoy animado me pone eufórico; si me quema el puto paladar (dejándome luego ese hilillo del diablo) la perdono, ya que me recompensa con una masa crujiente y un sabor a salami grasiento con un toque picante. Es la amante perfecta.
Lástima
siento por aquellas personas desalmadas que se hacen llamar “médicos
especializados y nutricionistas”, los cuales considero, moral y
sentimentalmente, poco capacitadas para afirmar que mi musa, mi amor, en
realidad quiere matarme. Que su textura y su sabor solo es una vil trampa para
seducirme y, luego, ir depositando lentamente colesterol en mis arterias para provocarme
un puto infarto.
Todas
las grandes aventuras de amor han tenido que pasar por grandes dificultades; no
todo iba a ser pan comido ¿no?
P.D. Lo último,
lo de pan comido, es un chiste, joder. Lo pilláis ¿no? “Pan comido”…la masa de
la pizza es como de pan y tal…