Esta
es la curiosa historia de una señora que tenía un súper poder: la capacidad de
interrumpir de forma muy eficaz la libre circulación por las aceras. Este poder
consistía en que ella podía predecir cuando alguien se le acercase por detrás y,
de esa manera, situársele justo delante en el momento que esta pretendiera
adelantarla. Provocando así una interrupción abrupta en los planes del
individuo que pretendía llegar con mayor presteza a su destino.
Era
un súper poder un algo polémico, ya que, básicamente, hacia que todos la odiaran,
cosa que a ella tampoco le disgustaba. Ella tenía súper poderes, ¿qué más podía
pedirle a la vida?
Entre
sus víctimas más usuales, se encontraban los adolescentes, los cuales ella
consideraba iban con demasiadas prisas por la vida, sin ningún respeto por la
gente mayor y, bajo esa premisa, ella tampoco les tenía ningún respeto, haciéndolos
constantemente blancos de sus interrupciones. Ella consideraba que les daba
lecciones para la vida. Que tenían que sufrir un poco para aprender a valorar a
todo el mundo.
Vamos,
que esta vieja era una hija de la gran puta.
Que
bueno que el otro día se le atravesó a un colgao que iba en una moto eléctrica subiendo
por la acera. Ahora está muerta la muy zorra.