[De suelas y patitos de goma]


Hoy, por aquello de no perder la costumbre,  voy a hablar de una cosa que me pone bastante nervioso y, lo peor, es que es una cosa de la que a veces participo: los horribles y esperpénticos sonidos que emiten algunos zapatos al caminar.

Estos sonidos son bastante difíciles de describir; el primero no es exclusivamente culpa del zapato, ya que el tipo de suelo juega un papel bastante importante. Es un sonido tal, que pareciera que la goma de la suela estuviese escupiendo con violencia; mejor dicho, es el sonido que emite la suela al estornudar. Y casualmente, esto sólo se suele dar en la biblioteca, de tal forma que todo el mundo, al estar en silencio, se entera de cuando estas caminando (lógicamente tu también te enteras de cuando alguien camina, rompiendo así la concentración que el estudio precisa).


Esto me ha llevado  a imaginar a la gente que hace bibliotecas (los cuales supongo se llamarán Bibliteca’s Maker, o algo muy, muy parecido) el día que decidieron que suelo pondría en todas las bibliotecas (por lo menos de Barcelona):

-¿Qué suelo ponemos? ¿Este que es totalmente neutro y el cual no provocará molestias? ¿O este que da alergia a las suelas y hace que estornuden constantemente?

-¿Cuánto valen?

-Lo mismo.

-Ah, pues entonces el que hace que estornuden las suelas; ya verás que risas.

Finalmente, el segundo sonido infernal y tedioso es aquel que es como si, en la suela del zapato, tuvieses enganchado un patito de esos de goma (el típico patito de bañera) que, al apretarlo, grazna. Es un sonido parecido al que se puede emitir cuando se hace eso de tirarse pedos con la mano y la axila, no sé si sabéis a lo que me refiero. Es, incluso, un sonido parecido a los pedos que puedes emitir introduciendo tus dedos en Blandi Blub.

(Yo lo maldigo)
Lo malo de este último es que da igual el tipo de suelo sobre el cual camines, tus zapatos siempre, siempre graznarán. Y si explico esto es porque, hace poco, sufrí este mal, esta pesadilla. Llegué a tener una lesión en la rodilla derecha al intentar, adoptando posiciones muy raras, amortiguar el sollozo que emitía mi zapato al caminar.

 Maldigo el día en que me compre esos zapatos; maldito seas zapato derecho.

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[Fumar deshidrata]


Hoy, por aquello de variar un poco, voy a hablar de una cosa que, más que rabia o miedo, me da asco. Es un acto deleznable, vomitivo, nauseabundo, repugnante y angustioso; seguro que, a estas alturas, ya habréis adivinado de qué estoy hablando ¿no? Efectivamente, hablo de la gente que escupe mientras fuma.

No sé si es porque, personalmente, ya encuentro repugnante el hecho de fumar: desde el olor de los fumadores, el asco que da el humo que te tiran a la cara o el hecho de que tienen la pequeña manía de tirar las colillas por todas partes, adornando así nuestro precioso paisaje urbano. Pero si a esto le añadimos unas pequeñas y viscosas lagunillas de babas marrones, obtenemos un perfecto cóctel de porquería y repelús.


Tengo que decir que no todo el mundo que fuma escupe, sería caer, por mi parte, en un estereotipo y ya sabéis que no me gusta caer en estereotipos…(jijijijijijijijijijijijiji) Pero a lo que vamos: ¿Por qué? tengo entendido que si fumas tabaco de liar, te queda en la boca un sabor amargo; pero que cojones, estas aspirando el humo de un montón de paja marrón por puro placer ¿A qué carajo quieres que te sepa la boca? ¿A bizcocho de fresa? Deja de fumar esa porquería joder, y dejaras de lado el mal sabor y de tener que escupir lapos marrones y putrefactos que, cuando la gente pisa sin querer, se caga en tu pu** madre.

Pero es que hay gente que no fuma cigarros de liar, sino de los otros, los normales, y es una regadera igualmente ¿A estos que les pasa? ¿Les jode que su cigarro no sepa a mierda y quieren ser como los otros? Estos son masoquistas. No sólo pillan el mal vicio de fumar, sino que también pillan el mal vicio de escupir por que sí: el pack completito.

Como un día me parta la pierna por haber resbalado con vuestras porquerías, dedicaré mi vida a hablar muy mal de vosotros para, además de tener jodidos los pulmones y la boca deshidratada, os piten muchísimo los oídos.

[Consecuencias de una infancia friki] #1


Hoy voy a hablar de un par de cosas de mi preciosa y sudamericana infancia (estoy así de melancólico); concretamente, de un suceso que me entristeció mucho (nada familiar ni ninguna tragedia grave, no mal penséis), y de otro que me asustaba mucho, y como habréis deducido, este último era bastante recurrente. Espero que alguien se identifique conmigo, que si no me da depre…

El primero es un capítulo de (creo) la primera temporada de Pokémon; en este, no recuerdo porqué, Pikachu caía bastante herido, hasta el punto de que se encontraba  al borde de la muerte (el cabrón de Satoshi Tijiro ya pinto la escena bastante dramática para que a los pobres niños nos saltasen las lágrimas). La cuestión es que Ash cogía la bicicleta de Misty y  al maltrecho pokémon, y lo llevaba a toda leche al Centro Pokémon más cercano (una escena hiper-dramática como podréis ver). Por el camino, cómo (me parece) llovía y Ash conducía a mucha velocidad por un terreno boscoso muy poco regular, tropezaban y caían de la bici, precipitándose los dos por el suelo (en este punto el drama era indescriptible).

Se me rompe el corazón :(
Ahora entraba en escena una dramática canción que acompañaba la imagen de Ash llorando con el moribundo Pikachu en brazos. En medio de esta escena, si no me equivoco, se intercalan diversas escenas del pasado en las cuales apreciamos los felices momentos que este dúo había vivido en el pasado. Finalmente, no recuerdo como, Pikachu, obviamente, se acaba salvando y todos son felices.

En resumen, que era muy pequeño cuando presencie este capítulo y me afecto sobremanera, tanto que aún lo recuerdo. No sé si me he equivocado demasiado en la descripción de los acontecimientos, pero es que no he encontrado el episodio en ningún sitio y lo he explicado de memoria :’D.

La segunda cosa que quería explicar es un poco más tétrica (y rápida): es, simplemente, el miedo que me daba morir en el Super Mario 64. No porque pensase que el pobre de Mario no reviviría, ya que mientras me quedasen vidas de reserva no había problema; sino porque, al morir, se activaba una animación en la cual la pantalla se fundía en negro a partir de la silueta de la cara de Bowser (El dragón-tortuga maligno) acompañada de una risa diabólica.

Me cago encima :S
De pequeño esto me aterraba hasta el punto de que, cuando me mataban, apagaba rápidamente la consola para no tener que tragarme esa secuencia. Incluso llegue a tener pesadillas con esto, cosa que llevo a mi madre a retirarme, durante un tiempo, mi adorada consola.

Creo que todos tenemos pequeñas tonterías frikis de nuestra infancia que nos marcaron mucho… ¿no? Y aunque me provocasen tristeza o miedo, las recuerdo con cariño (hoy estoy de un sensible que te cagas eh).

[Último aliento]


Estaban en medio de aquel descampado, estirados en la húmeda hierba. Era de noche, tan tarde que el día estaba a punto de surgir del horizonte. Gumtram estaba estirado, con la espalda mojada por la humedad del terreno y por la sangre que brotaba de su costado. Kristofferson, su hijo, estaba de rodillas a su lado y, entre lágrimas, presionaba fuertemente la herida, intentando para la hemorragia. Estaba fracasando: entre sus dedos se escurría, poco a poco, un caliente fluido rojo; la vida de su padre.

La herida había sido producto de un disparo a quema ropa, y la bala aún estaba alojada en algún punto de su interior. El que artífice de todo esto había huido de la escena del crimen, estaría ya lejos de ahí. El hospital más cercano también estaba muy lejos, tanto, que la ambulancia que habían llamado hacía ya quince minutos no llegaba nunca. Todo indicaba que esos serían los últimos segundos que Gumtram pasaría entre los mortales, y él lo sabía.

-Hijo- murmuró el padre.

-Cállate papá, no hagas ningún esfuerzo. Saldrás de esta.

-No hijo, cállate tú, que el que se muere soy yo. Escúchame, no me queda demasiado tiempo; la ambulancia tardará aún en llegar y estoy perdiendo demasiada sangre. Pero quiero…

-No digas más papá, que te he dicho que saldrás de esta- dijo Kristofferson, mientras intentaba aguantar el llanto que golpeaba sus ojos buscando una salida.

-Que no seas pesado Kris, sabes que eso no es así. Pero no pasa nada, me voy tranquilo, sabiendo que dejo detrás a un chico excelente…

-¡Que no sigas por ahí papá!- grito Kristofferson entre lágrimas.

-¡Joder Kris!, el que se muere soy, ¿quieres dejarme acabar?

-Vale vale papá, no te enfades.

-Pues eso, continúo: dejo en esta tierra un chico excelente, sangre de mi sangre. Por lo que me voy tranquilo, en paz. Este ha sido un desafortunado final a una vida llena de alegrías, por lo que no me puedo quejar. Sólo siento no haber podido ser mejor persona, haber ayudado más a quienes podía haber ayudado…

-Papá, ¿Qué querías? ¿Hacerte cura?

-Kris cállate, que me estoy muriendo y me cuesta hablar joder.

-Vale papá lo siento.

           Gumtram casi no podía espirar, un fuerte dolor le estaba oprimiendo el pecho, por lo que tenía que hacer un gran esfuerzo para pronunciar cada una de las palabras que salían de su boca.

-Se que, en mi vida, hubieron muchas cosas que habría podido hacer mejor: una vez, hace muchos años, saliendo de la estación del metro, me crucé con un cantante de esos callejeros, negro, muy negro. Tocaba a la perfección un tema de esos reggae de Bob Marley me parece y joder, que bien cantaba, me alegró el día. Tengo ese recuerdo como uno de los más alegres de mi vida. Pero ¿sabes qué? A pesar de llevar suelto, no le di una sola moneda…

-Es que tú siempre has sido muy rácano papá, si de cumpleaños siempre me regalabas cosas robadas de tu oficina; ¿para qué quería yo, con cinco años, un pisapapeles?

-Kris, me voy a morir ahora mismo y te vas a joder, si no te callas me muero a la de ya, ¿quieres eso?

-Pero ¿cómo voy a querer que te mueras papá? Que delicado estás eh…

-¿Yo delicado? Me estoy desangrando y no me dejas decir mis últimas palabras Kris, joder.

         Kris hizo un gesto simulando que se cerraba la boca con una cremallera, sin percatar de que se había restregado sangre por la cara. Era una estampa bastante peculiar.

-Continúo Kris: No fui capaz de recompensar a ese hombre por hacerme, durante unos segundos, inmensamente feliz, ¿es eso justo?

-No papá, no es justo. Pero tampoco es para morirse-, no pudo evitar reírse, era irónico (su padre estaba desangrándose y muriéndose entre sus manos, tiene su gracia).

-Kris, ni puta gracia, ¿qué te pasa hoy? Estas tonto ¿eh? Maldita sea, siempre he buscado complacerte en esta vida, si estamos aquí ahora, era por comprarle al hijo de puta ese que me ha pegado un tiro la bicicleta esa que tanto querías.

-Si no hubieses sido tan rácano, me la habrías comprado de forma legal, en alguna tienda, y no de segunda mano a un traficante de órganos o lo que fuese el tío ese.

-Kris, cien euros, cien…Argggg-, un dolor punzante le atravesó el costado, por lo que tuvo que encogerse y apretar, con más fuerza, las manos de su hijo sobre su herida. No le quedaba demasiado tiempo tenía que darse prisa.

-Tranquilo papá, te prometo que no te interrumpiré más, por favor, dime lo que estas pensando, dime que te he hecho sentir un buen padre, dime que he sido un buen hijo, por favor-, dijo Kris entre lágrimas, ya no pudo reprimirlas más, rompió a llorar.

-No desesperes hijo, has sido excelente en tus estudios, en danza, en casa. Lo único que me duele es que no haberte podido ofrecer una madre, que te cuidase cuando yo estaba trabajando y que te mimase, sólo espero, aunque solo, haber hecho bien la labor de padre y madre.

-Claro que si papá, no me importa haber crecido sin madre; sé que nunca quisiste una mujer a tu lado después de que mamá muriese en mi parto; sé que hubieses preferido otro tipo de compañía.

-…¿Qué quieres decir con eso Kris?

-Nada papá, ya sabes. No tiene que darte vergüenza, siempre lo he sabido, sólo que nunca había tenido el valor para comentártelo, aunque quizás lo ideal hubiese sido que me lo hubieses dicho tú. Pero te comprendo, más de lo que crees, mucho más. Estas cosas, para muchas personas, no son fáciles.

-Kris, ¿se puede saber que estas insinuando? ¿Quieres hablar de una vez con claridad?

            El ambiente, de repente, se había visto envuelto en una atmosfera de tensión. En la cara de Kristofferson se podía apreciar la rojez propia de la vergüenza y, en la de su padre, se podía apreciar un gran desconcierto y cierta rabia en los ojos. Este último no tenía ni idea de que le estaba diciendo su hijo.

-Papá, siempre lo he sabido: sé que, quizás, hubieses apreciado más la compañía de, digamos, alguien de tu mismo sexo…ya sabes…

-Kris, estoy a punto de morir y ¿me estás diciendo que llevas toda tu vida pensando que soy gay? ¿Qué cojones te pasa por la cabeza?

-Relájate papá, no tienes que ponerte así, entiendo que no quieras decírmelo, pero soy tu hijo, y en estos momentos lo mejor es ser sinceros…

-¡No soy gay, Kris! ¿Te ha quedado claro? No lo he sido nunca, siempre he sentido atracción por las mujeres, por Dios. Tu madre, se debe estar revolviendo en su tumba.

-Vale papá, pero es que casi veinte años y no te conozco ninguna pareja, nunca has traído a ninguna mujer a casa; a penas sales de fiesta; la única persona que viene a visitarnos siempre es Marc.

           Gumtram respiraba cada vez con mayor dificultad. La sangre no paraba de brotar y perdida, poco a poco, visión; su hijo, progresivamente, se iba convirtiendo en un borrón, aunque aun podía reconocerlo. Estaba desconcertado.

-No metas a Marc en esto Kris, es amigo de la familia desde hace años, también era amigo de tu madre y es quien siempre nos ha acompañado y apoyado. No es justo que ahora lo taches de marica sólo por que se preocupa por nosotros y goza de nuestra compañía. Eres un desagradecido. Si no he tenido relaciones con mujeres, es porque la muerte de tu madre me afecto como no tienes idea. Aun, a veces, me cuesta dormir por la noches, recordando su compañía…-Kris empezó a llorar desconsoladamente.

-Joder papá, lo siento-, dijo Kris entre lágrimas, con la cara manchada por la sangre de su padre.-no era mi intención ofenderte, simplemente estaba equivocado, te mal interpreté; pero, aún así, que sepas que siempre te he amado padre, con todo mi corazón-. En ese momento, Kris decidió que era mejor no soltarle un pequeño secreto que le había guardado durante mucho tiempo; mejor que muriese tranquilo, en paz, pensó.

-Gracias hijo- dijo Gumtram, mientras las lágrimas brotaban de sus ojos, recogiendo la sangre seca que encontraban a su paso.-yo también lo siento, a veces me ha faltado paciencia, pero también te he querido, todo lo que un padre puede querer a un hijo. Siento que estas serán mis últimas palabras.-Empezó a sentir que un frío le recorría el cuerpo.-por lo que sólo me queda decirte que vivas la vida de la forma más honesta que puedes, de la forma que te haga más feliz; sólo vivimos una vez hijo, y tengo la sensación de que he vivido me ha tocado la mejor vida que me podía tocar, todo gracias a ti te quiero.

         Y, tras decir estas últimas palabras, exhaló un largo suspiro; miró a su hijo por última vez; ladeó su cabeza y dejo que su cuerpo flácido se desvaneciera por completo sobre la tierra. Kris desesperado, abrazó con todas sus fuerzas al cuerpo de su padre, llorando sin consuelo, repitiéndole, una y otra vez, “te quiero papá”. Hizo bien no contándole ese pequeño secretito suyo, se habría muerto de golpe.

           Pasaron unos segundo y Gumtram incorporó nuevamente su cabeza; aparentemente aún no había muerto. Supuso que era cuestión de segundos.

-¿Padre? ¿Aún estas aquí?

-Si hijo, pero vamos, que ya me muero eh, seguro.

-Vale papá- dijo Kristofferson entre sollozos pero un poco más calmado.

-Ahora si me voy Kris, adiós-. Y Gumtram volvió a dar un largo suspiro y a ladear su cabeza; pero, nuevamente, ese no sería su último suspiro.

-Vaya papá, parece que esto se alarga ¿no?

-No hijo, en serio, me quedan unos pocos segundos, como mucho. Noto como el frío me invade. La muerte llama a mi puerta y está a punto de entrar.

-Vale papá, si tú lo dices; pero te quiero, ya lo sabes, con toda mi alma.

-Si Kris, y yo también; ahora sí que si, adiós hijo-, y nuevamente, tras hacer el numerito del suspiro y el ladeo de cabeza, volvió a incorporarse; parece que hoy la muerte no estaba por la labor.

-Vale papá, esto es un poco incomodo.

-Joder Kris, lo sé. Que para mí es muy vergonzoso; no contaba con esto. Pensaba que, tras decir mis últimas palabras y dar mi último suspiro, me iría por fin. Esto me pilla por sorpresa.

-Calla papá, me parece que escucho unas sirenas a lo lejos.

           Efectivamente, era la ambulancia que habían llamado hacía casi media hora. Había decidido llegar ahora, estropeando el emotivo momento padre e hijo que habían estado viviendo. Esta los recogió. Los llevo a urgencias. Lograron extraer el proyectil del cuerpo del padre: al parecer no había afectado a ningún órgano interno. Gumtram sólo tenía que guardar reposo en el hospital durante unos días, saldría de esta. Kris pasó, lo que quedaba de noche, en el sofá que había en la habitación donde estaba alojado su padre.

            Bien entrada la mañana, alguien llamó a la puerta, despertando a Kristofferson: era Marc, el amigo de la familia. Traía consigo un bonito ramo de flores para su padre; qué guapo estaba, pensó Kris.

[De maracas y canoas]


Por seguir con la costumbre, hoy quería hablar muy brevemente de una cosa que me pone muy, muy nervioso. Es una tendencia que podríamos considerar, casi, como un acto terrorista; una moda extremadamente irritante. Supongo todos habréis adivinado que es ¿no es obvio?: las chicas que llevan maracas en las muñecas.


Sí, maracas; o lo que es lo mismo, cuarenta y tres pulseras de diferentes colores, formas y texturas que, al chocar entre ellas, producen un constante e irritante maraqueo. Para empezar, que p*** mal gusto llevar, con veintitantos años, quince pulseras con florecillas coloridas de plasticucho de los chinos. Es muy, muy feo y hortera. “Jolines, es que siempre llevamos a una niña dentro, queremos ser Peter Pan, como Wendy…” Si antes pensaba que eras hortera, ahora sé que, además, eres subnormal.

Luego, ¿Cómo no os molesta a vosotras mismas? ¿Cómo no os dais cuenta que estáis fomentando el suicidio en masa? Suenan cada vez que movéis los brazos, cada vez que os rascáis el pelo, cuando sacáis el móvil o cuando os apoyáis en las mesas de la clase. Por no decir cuando hacéis ese movimiento difícil de describir, que consiste en agitar la mano hacia arriba, de tal forma que las dos mil pulseras se coloquen, más o menos, de forma correcta en vuestras muñecas. Ahí es cuando me entran ganas de arrancaros las pulseras, fundirlas todas y, con las toneladas de plástico que obtendría, haceros una canoa para que os vayáis, cómodamente, a tomar por culo.

Pero, ante todo, respeto.

[Pensamiento absurdo #1] robar clases de conducir


De vez en cuando me vienen a la cabeza situaciones bastante absurdas (sobre todo cuando hablo con ciertas amistades).  Y el otro día, mientras hablábamos de temas súper originales y divertidos como la crisis económica actual, surgió el tema de los atracos y robos. Se me ocurrió una de las tonterías más grandes que se me han ocurrido en los últimos días: alguien que se dispone a robar clases de conducir.


El concepto sería el siguiente: una persona que necesita sacarse las clases prácticas del carnet de conducir, y que no puede costeárselas. Por lo que entra armado con una pistola (o algún arma de fuego) en una auto-escuela y encañona a la recepcionista, obligándola a proporcionarle un profesor y veinticinco clases prácticas. ¿Cómo se desarrollarían los acontecimientos a continuación?

Sería curioso ver como la auto-escuela, presa del miedo, cede y proporciona al individuo las clases que pide. ¿El ladrón vendría cada día con su pistola para asegurarse de que recibe las clases? ¿Dormiría en la auto-escuela manteniendo como rehenes a los profesores? ¿Sería como cualquier otro alumno, sólo que este encañona constantemente al profesor?

Ya sé que no tiene p*** sentido; lo normal sería que el tío fuese detenido el mismo día (o se pegase un tiro). Y es que no creo que nadie sea tan imbécil de robar algo así (aunque también pensaba que nadie en su sano juicio elegiría a Rajoy como presidente y ahí lo tenéis…); simplemente hay cosas que no se pueden robar… si no, yo ya podría conducir con tranquilidad por Barcelona.

[Una palabra basta: Bacon]


Dado que últimamente sólo hablo de las cosas que no me gustan o me molestan, hoy haré un paréntesis y versaré sobre algo que me encanta: el bacon. Pero es que, decir que me encanta, seguramente se queda corto. Más que eso me apasiona, me excita, disfruto como un señor. Me gusta comerlo de todas las formas y en todos los sitios… el bacon :P.

(Madre mía...)
Ya sea picado en pequeños trocitos crujientes por encima de las patatas fritas; en lonchas encima de la pizza (preferiblemente acompañada también con salami jiji); cortado en trozos junto con la carne picada; salteado junto con pollo o ternera para comerlo en fajitas; y plato definitivo: el bocata de bacon queso.

Sé que, tras leer esas últimas palabras, una explosión descontrolada de saliva os inundó la boca (e incluso algunos os excitasteis también, malvados). Es impresionante; roza lo indescriptible: el sabor de ese bocado, suave a la vez que agresivo. Nos da un puñetazo en las papilas gustativas con todo esa intensidad de matices grasientos, ese sabor a ahumado, con zonas crujientes por la plancha, el queso fundido que se apodera de nuestro paladar, el pan recién hecho nos da ese matiz de calma gracias al cual podemos degustar el contraste de intensidades.

En definitiva, creo que, con todo esto, os podéis hacer una idea de lo mucho que me gusta este delicioso alimento.  Espero compartáis mi opinión, si no habré quedado como el típico obeso yankee coleccionista de subfusiles y amante del McDonals (y que lleva gorra siempre). No me mal interpretéis, sabéis que no me gustan los tópicos… ;P