Hoy
he ido, con un par de amigos, a ver la última peli de zombis rompe taquillas y
luce estrellitas, la cual, para mi sorpresa, me ha gustado bastante.
¿Os
imagináis que se acaba aquí la entrada? Menuda mierda ¿no? Jejejiji es que no
sería ni una crítica de cine, ni una anécdota graciosa… nada de nada. Sólo un
comentario basura… y mi blog no va de eso ¿NO? L
Vale,
sigo.
La
cuestión es que, al salir del cine, a mis amigos y a mi nos invadió la misma
reflexión: en caso de que, tras un apo calipsis zombi, alguno de nosotros
resultará infectado y, entre nosotros, tuviéramos que “eliminarlo”, no sabríamos
si seríamos capaces. Si podríamos clavar un hacha o un pico en el cráneo del
que antaño fue nuestro colega, nuestro hermano.
Sólo
pensar en tener que llevar a cabo ese acto nos llenaba los ojos de lágrimas y…
jejeje que es broma. Los tres coincidimos en que, si pasase esto, le daríamos
muchos machetazos o disparos al otro en la cabeza sin pensárnoslo un minuto. Es
un puto zombi, joder. Que asco.
Ir
un poco más lejos: que a tu compañero le muerdan solo la punta del dedo meñique
de la mano derecha. ¿amputar rápidamente sólo el dedo? ¿sólo la mano? No me
jodas, le amputo del hombro para abajo, a machetazo limpio. En parte sería
gracioso, muy de colegas, en plan:
-¡Cabrón, corta más abajo!
-Que no, joputa, que hay que estar seguros.
Que tu eres muy de dar mordisquitos. Jejejeje
-Jajaja que cabrón… ¡¿quieres acabar ya,
joder?!
-Espera, que he pillado cartílago…
Ir
más lejos aun, que le muerdan el dedo meñique de la mano y empezar a cortarle
una pierna:
-¡¿Pero que coño haces tío?!
-Tranquilo, macho. Intento salvar todas las
partes sanas antes de que queden infectadas…
-Ah… perdona.
Joder,
que dentro del apocalipsis zombi se le vaya la olla a algún militar del
ejercito, el cual empiece a rebanar las partes sanas de sus compañeros en el
momento de que estos sean mordidos. Que les muerdan un pie y les empiece a
cortar los brazos, el tronco y tal. Joder, todos sus compañeros, antes d morir,
se cagarían en su puta madre ¿no? Que cabrón.
Que este
mismo tío vaya cargado con un saco de extremidades “sanas” al cuartel o donde
sea que se reúnan los altos mandos que combatan las hordas zombis y que les
diga “tranquilos, aquí os traigo muchas
partes sanas de compañeros. ¡Vamos a acabar con esos hijos de puta!”
Hostias,
que lo condecoren por su valor.
Y es
por esto que me gusta tanto ir al cine. Al final, con las risas, acabo
amortizando bastante bien el riñón que tuve que vender para pagarme la entrada.