[Último aliento]


Estaban en medio de aquel descampado, estirados en la húmeda hierba. Era de noche, tan tarde que el día estaba a punto de surgir del horizonte. Gumtram estaba estirado, con la espalda mojada por la humedad del terreno y por la sangre que brotaba de su costado. Kristofferson, su hijo, estaba de rodillas a su lado y, entre lágrimas, presionaba fuertemente la herida, intentando para la hemorragia. Estaba fracasando: entre sus dedos se escurría, poco a poco, un caliente fluido rojo; la vida de su padre.

La herida había sido producto de un disparo a quema ropa, y la bala aún estaba alojada en algún punto de su interior. El que artífice de todo esto había huido de la escena del crimen, estaría ya lejos de ahí. El hospital más cercano también estaba muy lejos, tanto, que la ambulancia que habían llamado hacía ya quince minutos no llegaba nunca. Todo indicaba que esos serían los últimos segundos que Gumtram pasaría entre los mortales, y él lo sabía.

-Hijo- murmuró el padre.

-Cállate papá, no hagas ningún esfuerzo. Saldrás de esta.

-No hijo, cállate tú, que el que se muere soy yo. Escúchame, no me queda demasiado tiempo; la ambulancia tardará aún en llegar y estoy perdiendo demasiada sangre. Pero quiero…

-No digas más papá, que te he dicho que saldrás de esta- dijo Kristofferson, mientras intentaba aguantar el llanto que golpeaba sus ojos buscando una salida.

-Que no seas pesado Kris, sabes que eso no es así. Pero no pasa nada, me voy tranquilo, sabiendo que dejo detrás a un chico excelente…

-¡Que no sigas por ahí papá!- grito Kristofferson entre lágrimas.

-¡Joder Kris!, el que se muere soy, ¿quieres dejarme acabar?

-Vale vale papá, no te enfades.

-Pues eso, continúo: dejo en esta tierra un chico excelente, sangre de mi sangre. Por lo que me voy tranquilo, en paz. Este ha sido un desafortunado final a una vida llena de alegrías, por lo que no me puedo quejar. Sólo siento no haber podido ser mejor persona, haber ayudado más a quienes podía haber ayudado…

-Papá, ¿Qué querías? ¿Hacerte cura?

-Kris cállate, que me estoy muriendo y me cuesta hablar joder.

-Vale papá lo siento.

           Gumtram casi no podía espirar, un fuerte dolor le estaba oprimiendo el pecho, por lo que tenía que hacer un gran esfuerzo para pronunciar cada una de las palabras que salían de su boca.

-Se que, en mi vida, hubieron muchas cosas que habría podido hacer mejor: una vez, hace muchos años, saliendo de la estación del metro, me crucé con un cantante de esos callejeros, negro, muy negro. Tocaba a la perfección un tema de esos reggae de Bob Marley me parece y joder, que bien cantaba, me alegró el día. Tengo ese recuerdo como uno de los más alegres de mi vida. Pero ¿sabes qué? A pesar de llevar suelto, no le di una sola moneda…

-Es que tú siempre has sido muy rácano papá, si de cumpleaños siempre me regalabas cosas robadas de tu oficina; ¿para qué quería yo, con cinco años, un pisapapeles?

-Kris, me voy a morir ahora mismo y te vas a joder, si no te callas me muero a la de ya, ¿quieres eso?

-Pero ¿cómo voy a querer que te mueras papá? Que delicado estás eh…

-¿Yo delicado? Me estoy desangrando y no me dejas decir mis últimas palabras Kris, joder.

         Kris hizo un gesto simulando que se cerraba la boca con una cremallera, sin percatar de que se había restregado sangre por la cara. Era una estampa bastante peculiar.

-Continúo Kris: No fui capaz de recompensar a ese hombre por hacerme, durante unos segundos, inmensamente feliz, ¿es eso justo?

-No papá, no es justo. Pero tampoco es para morirse-, no pudo evitar reírse, era irónico (su padre estaba desangrándose y muriéndose entre sus manos, tiene su gracia).

-Kris, ni puta gracia, ¿qué te pasa hoy? Estas tonto ¿eh? Maldita sea, siempre he buscado complacerte en esta vida, si estamos aquí ahora, era por comprarle al hijo de puta ese que me ha pegado un tiro la bicicleta esa que tanto querías.

-Si no hubieses sido tan rácano, me la habrías comprado de forma legal, en alguna tienda, y no de segunda mano a un traficante de órganos o lo que fuese el tío ese.

-Kris, cien euros, cien…Argggg-, un dolor punzante le atravesó el costado, por lo que tuvo que encogerse y apretar, con más fuerza, las manos de su hijo sobre su herida. No le quedaba demasiado tiempo tenía que darse prisa.

-Tranquilo papá, te prometo que no te interrumpiré más, por favor, dime lo que estas pensando, dime que te he hecho sentir un buen padre, dime que he sido un buen hijo, por favor-, dijo Kris entre lágrimas, ya no pudo reprimirlas más, rompió a llorar.

-No desesperes hijo, has sido excelente en tus estudios, en danza, en casa. Lo único que me duele es que no haberte podido ofrecer una madre, que te cuidase cuando yo estaba trabajando y que te mimase, sólo espero, aunque solo, haber hecho bien la labor de padre y madre.

-Claro que si papá, no me importa haber crecido sin madre; sé que nunca quisiste una mujer a tu lado después de que mamá muriese en mi parto; sé que hubieses preferido otro tipo de compañía.

-…¿Qué quieres decir con eso Kris?

-Nada papá, ya sabes. No tiene que darte vergüenza, siempre lo he sabido, sólo que nunca había tenido el valor para comentártelo, aunque quizás lo ideal hubiese sido que me lo hubieses dicho tú. Pero te comprendo, más de lo que crees, mucho más. Estas cosas, para muchas personas, no son fáciles.

-Kris, ¿se puede saber que estas insinuando? ¿Quieres hablar de una vez con claridad?

            El ambiente, de repente, se había visto envuelto en una atmosfera de tensión. En la cara de Kristofferson se podía apreciar la rojez propia de la vergüenza y, en la de su padre, se podía apreciar un gran desconcierto y cierta rabia en los ojos. Este último no tenía ni idea de que le estaba diciendo su hijo.

-Papá, siempre lo he sabido: sé que, quizás, hubieses apreciado más la compañía de, digamos, alguien de tu mismo sexo…ya sabes…

-Kris, estoy a punto de morir y ¿me estás diciendo que llevas toda tu vida pensando que soy gay? ¿Qué cojones te pasa por la cabeza?

-Relájate papá, no tienes que ponerte así, entiendo que no quieras decírmelo, pero soy tu hijo, y en estos momentos lo mejor es ser sinceros…

-¡No soy gay, Kris! ¿Te ha quedado claro? No lo he sido nunca, siempre he sentido atracción por las mujeres, por Dios. Tu madre, se debe estar revolviendo en su tumba.

-Vale papá, pero es que casi veinte años y no te conozco ninguna pareja, nunca has traído a ninguna mujer a casa; a penas sales de fiesta; la única persona que viene a visitarnos siempre es Marc.

           Gumtram respiraba cada vez con mayor dificultad. La sangre no paraba de brotar y perdida, poco a poco, visión; su hijo, progresivamente, se iba convirtiendo en un borrón, aunque aun podía reconocerlo. Estaba desconcertado.

-No metas a Marc en esto Kris, es amigo de la familia desde hace años, también era amigo de tu madre y es quien siempre nos ha acompañado y apoyado. No es justo que ahora lo taches de marica sólo por que se preocupa por nosotros y goza de nuestra compañía. Eres un desagradecido. Si no he tenido relaciones con mujeres, es porque la muerte de tu madre me afecto como no tienes idea. Aun, a veces, me cuesta dormir por la noches, recordando su compañía…-Kris empezó a llorar desconsoladamente.

-Joder papá, lo siento-, dijo Kris entre lágrimas, con la cara manchada por la sangre de su padre.-no era mi intención ofenderte, simplemente estaba equivocado, te mal interpreté; pero, aún así, que sepas que siempre te he amado padre, con todo mi corazón-. En ese momento, Kris decidió que era mejor no soltarle un pequeño secreto que le había guardado durante mucho tiempo; mejor que muriese tranquilo, en paz, pensó.

-Gracias hijo- dijo Gumtram, mientras las lágrimas brotaban de sus ojos, recogiendo la sangre seca que encontraban a su paso.-yo también lo siento, a veces me ha faltado paciencia, pero también te he querido, todo lo que un padre puede querer a un hijo. Siento que estas serán mis últimas palabras.-Empezó a sentir que un frío le recorría el cuerpo.-por lo que sólo me queda decirte que vivas la vida de la forma más honesta que puedes, de la forma que te haga más feliz; sólo vivimos una vez hijo, y tengo la sensación de que he vivido me ha tocado la mejor vida que me podía tocar, todo gracias a ti te quiero.

         Y, tras decir estas últimas palabras, exhaló un largo suspiro; miró a su hijo por última vez; ladeó su cabeza y dejo que su cuerpo flácido se desvaneciera por completo sobre la tierra. Kris desesperado, abrazó con todas sus fuerzas al cuerpo de su padre, llorando sin consuelo, repitiéndole, una y otra vez, “te quiero papá”. Hizo bien no contándole ese pequeño secretito suyo, se habría muerto de golpe.

           Pasaron unos segundo y Gumtram incorporó nuevamente su cabeza; aparentemente aún no había muerto. Supuso que era cuestión de segundos.

-¿Padre? ¿Aún estas aquí?

-Si hijo, pero vamos, que ya me muero eh, seguro.

-Vale papá- dijo Kristofferson entre sollozos pero un poco más calmado.

-Ahora si me voy Kris, adiós-. Y Gumtram volvió a dar un largo suspiro y a ladear su cabeza; pero, nuevamente, ese no sería su último suspiro.

-Vaya papá, parece que esto se alarga ¿no?

-No hijo, en serio, me quedan unos pocos segundos, como mucho. Noto como el frío me invade. La muerte llama a mi puerta y está a punto de entrar.

-Vale papá, si tú lo dices; pero te quiero, ya lo sabes, con toda mi alma.

-Si Kris, y yo también; ahora sí que si, adiós hijo-, y nuevamente, tras hacer el numerito del suspiro y el ladeo de cabeza, volvió a incorporarse; parece que hoy la muerte no estaba por la labor.

-Vale papá, esto es un poco incomodo.

-Joder Kris, lo sé. Que para mí es muy vergonzoso; no contaba con esto. Pensaba que, tras decir mis últimas palabras y dar mi último suspiro, me iría por fin. Esto me pilla por sorpresa.

-Calla papá, me parece que escucho unas sirenas a lo lejos.

           Efectivamente, era la ambulancia que habían llamado hacía casi media hora. Había decidido llegar ahora, estropeando el emotivo momento padre e hijo que habían estado viviendo. Esta los recogió. Los llevo a urgencias. Lograron extraer el proyectil del cuerpo del padre: al parecer no había afectado a ningún órgano interno. Gumtram sólo tenía que guardar reposo en el hospital durante unos días, saldría de esta. Kris pasó, lo que quedaba de noche, en el sofá que había en la habitación donde estaba alojado su padre.

            Bien entrada la mañana, alguien llamó a la puerta, despertando a Kristofferson: era Marc, el amigo de la familia. Traía consigo un bonito ramo de flores para su padre; qué guapo estaba, pensó Kris.

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