No
hay casi nada tan divertido como pasarte el día discutiendo con la persona con
la que convives. Tienes que verla muchas horas al día, ponerte de acuerdo con
ella para la limpieza del piso, para comprar la comida, cocinar, incluso la
película que veréis el viernes por la noche. Y si a todo esto le añadimos el
hecho de no coincidir con el otro en casi nada, el resultado es un agradable
coctel infernal.
F
vivía con W (o W vivía con F, como más os guste) siempre coincidían todas las
horas que estuviesen en casa: si uno estaba de tres de la tarde a ocho de la
noche, el otro también. Si uno no trabajaba en el turno de mañana, el otro
tampoco. Si uno se quedaba dormido y llegaba tarde a trabajar, a el otro le
pasaba exactamente lo mismo; no tenían un solo segundo de intimidad. El
problema es que era una convivencia de todo, menos feliz.
-F, ¿dónde está el
mando a distancia?
-No lo sé W, el último
en utilizarlo fuiste tú, que estabas viendo esa serie “tan divertida” que pasan
después de comer.
-F, ¿quieres dejar ya
la ironía estúpida y ayudarme a buscar el mando?
-No.
-El mando es de los
dos, si yo no lo encuentro, tú tampoco podrás ver más tarde esos documentales
cutres que tanto te gusta: “El tigre que caza a un gorila pensando que era un
ciervo” o “La apasionante anatomía del gusano onicóforo”.
-Te has quedado sin mi
ayuda, te las apañas solito.
-Imbécil.
Esta era una discusión media, un día medio en su
convivencia. Aunque, a lo largo del día, la discusión fue a más; el mando no
apareció en toda la tarde y F, al llegar la noche, estaba de muy mal humor:
-¿Has hecho ya la cena,
W?
-No, hoy te toca a ti
hacerla, ¿no lo recuerdas?
-W, joder, te toca a
ti, yo la hice ayer.
-Ayer cenamos fuera.
-No pienso hacer la
cena, F.
-No eres normal, ¿de qué
puto planeta vienes? Que sepas que haré sólo cena para mí, no pienso mover
nunca más un solo dedo por ti.
-Eso no era lo acordado
F.
-¡Lo acordado es que tú
tenias que hacer hoy la cena!
-No me chilles, no
pienso bajar a tu nivel, hoy no.
-¿Tú te estás escuchando?
¿Te has vuelto loco o qué?
-¿Sabes lo cansado que
he llegado hoy de trabajar? Y sólo pido, después de comer, ver mi puta serie.
Ya que no puedo tener un solo minuto de intimidad en esta casa, por lo menos
agradecería un rato de desconexión; estirarme en el sofá y pensar que no
existes mientras miro mi maldita serie.
-Yo no he perdido el
mando a distancia; no es mi culpa que no lo encontrases. Además, yo tampoco he
podido ver mis documentales. ¿Crees que me encanta tener que aguantarte cada
segundo de mi vida?
-Podías haberme ayudado
a buscarlo, además, no estoy tan seguro de que tú no tengas nada que ver con la
desaparición del mando; serías capaz de sacrificar tus documentales sólo para
verme sufrir y que tenga que tragarme tu presencia cada segundo de mi
existencia.
-Te ha salido un pareo;
la última frase. Poesía pura.
-¡Me tienes hasta los
cojones! ¿Crees que es normal que me digas esto cuando estoy a punto del
suicidio? ¿Entiendes que ya no te aguanto un segundo más a tú lado? ¡Eres una
maldición, un cáncer!
-¡Eso era lo que me
faltaba escuchar! ¿Tú eres el que está al borde del suicidio? ¡Y yo que! No
eres nada fácil de aguantar, y por lo que veo, soy el único aquí que hace un
esfuerzo por hacer la convivencia lo más amena posible, ¡tú sólo sabes
quejarte!
-Ya esta, ¡esto se
acabó!
F fue hasta la cocina y cogió el cuchillo más grande que
tenían.
-¡Te voy a matar!
-¿A sí? Pensaba que me
ibas a cortar las puntas.
-¡Corre cabrón, que
como te pille!
F se vio interrumpido por unos fuertes golpes en la
puerta: alguien llamaba. Dejó el cuchillo en la encimera; W ya no estaba a la
vista; se habría escondido, era un cobarde, pensó. Se calmó lo más que pudo,
pero volvieron a llamar a la puerta con más insistencia, por lo que fue
rápidamente a ver quién era.
-¡Ah, hola T!-, era la
vecina de enfrente.
-F, estás montando otra
vez un escándalo; se te escucha por toda la escalera.
-Ya ya, lo siento T, es
W, ya sabes cómo es, me desquicia; ya no aguanto más.
-F, vives solo.
¿Estamos otra vez igual? ¿Te has tomado hoy tu medicación?
-No… Lo siento.
Muy bueno, jajajajja... Felicidades por tu blog
ResponderEliminar